Dispuestos a observar cuantos ciclistas lo son, para cumplir con su labor diaria, nos encontramos con los empleados de correo y telecomunicaciones, y aquellos que recopilan información indispensable para facturar consumos de energía eléctrica y gas natural, entre otros. Entre los primeros, el uso de la bicicleta, es reconocida históricamente como un adicional, junto con su mantenimiento, en el convenio colectivo de trabajo referente a la actividad. Y es particularmente llamativo el acápite que se le asigna en el anexo III del mencionado, que la convierte en una obligación pecuniaria en caso de extravío. No obstante ello, son ignorados en la vía pública, en las condiciones de las bicicletas que utilizan e incluso en el inadecuado atuendo que visten en algunos casos. La falta de provisión de casco en ciertas empresas, que evitan su entrega, con poco criterio comercial; sin advertir que la insignia de sus colores forma parte de una publicidad que en la práctica, no incrementa costos.
También en este caso algunas imágenes permiten ilustrar el comentario.

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